Hace algunos años escuché la frase "Lo que por mientras se hace, por mientras se queda", y me causó gracia, me gustó y la he venido repitiendo a lo largo de los años, hasta que hace unos días, mientras echaba una carga de ropa a la lavadora, la recordé, les cuento porqué.
Hace unos dos meses decidí guardar los galones que desechamos en casa, para llevarlos a reciclar, dejé el primero en el cuarto de lavado, pensando: 'lo dejo aquí -mientras- consigo una bolsa grande para juntar más, y ' mientras' investigo a dónde tengo que llevarlos. Después del primero, llego el segundo, tercero, cuarto galón... y cuando ya habían muchos, me di cuenta de que no había conseguido la bolsa, entonces comencé a formarlos en un rincón -mientras- conseguía la bolsa. Siguieron pasando los días y comencé a apilarlos, porque eran bastantes -mientras- conseguía la bolsa. Hasta que hace unas semanas, gracias a las fiestas navideñas, tuve una bolsa grande en casa, pero no crean que recordé que la necesitaba para los galones en ese momento, sino que un día al tender la ropa a secar, casi tropiezo con la pila de galones, recordé que tenía la bolsa, la llevé y comencé a echar los galones, como "son" muchos no cupieron, entonces los saqué y comencé a aplastarlos, hasta que entraron todos, puse la bolsa nuevamente en el rincón (ocupando menos espacio) -mientras- investigaba a dónde se llevan los plásticos a reciclar.
Hoy, dos semanas después, los galones esperaban en el rincón, cuando nuevamente tropiezo con ellos, y siguen esperando -mientras- (después de por fin invenstigar) ubico el centro de reciclaje en mi ciudad.
Así que -mientras- buscaba alguna recicladora por google, escribí este artículo.
Moraleja: Algunas veces el -por mientras- es provechoso. Sólo en algunas ocasiones.
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